miércoles, 19 de febrero de 2014

Después de tu guerra sólo queda sobrevivir.

Ha pasado mucho tiempo desde que aprendí que se puede perder una guerra ganando todas tus batallas.
Que se puede morir de un balazo sin nadie que se cruce para salvarte.

Hace mucho tiempo prometí olvidarte.
Y juro que lo intento pero aún suena esa vieja canción que habla de cómo me hiciste perder el norte buscando el sur de tu ombligo.
Esa que sólo se puede bailar con una copa en la mano deseando que nunca acabe porque nadie te esperará cuando termine.
Esa.

Después de tu guerra sólo queda sobrevivir.
Sobrevivir sin ti.
Sin nadie que llevarme a la boca.

Te buscaré, en otros labios, como el niño con las rodillas ensangrentadas que se acuesta sabiendo que mañana volverá a jugar y se abrirá esas viejas heridas.
Que volverán a sangrar.
Que le recordarán que nunca debía haber jugado.

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