Parece que mi poesía está enamorada de tu cuerpo y no tengo más opción que dejar que te saque a bailar sobre el papel.
Me fumaría todos mis versos por perderme entre los tuyos y así saber que se siente cuando te sonríen sin pretexto y te quieren sin apenas conocerte.
Aunque nadie dijo que esto fuera a ser fácil.
Prometo perderme entre tus huecos más oscuros y no dejar que vuelvas al pasado para que no te des cuenta de que ya no eres la misma.
Me tiraré a todas tus dudas, aunque no creo que estén preparadas para todo lo que quiero hacer con ellas.
Haremos de cada noche algo eterno y te dejaré follar con mi poesía hasta que la cama os pida una tregua y el mundo se sienta pequeño a vuestro lado.
Prometo morir todas las mañanas y resucitar cada vez que vengas desnuda pidiendo guerra y dejes tus bragas junto a tus miedos.
Prometo soñar que entro en tu cuarto de puntillas, para que no despiertes, y me lanzo a tu cuello en busca de respuestas, aunque por ello me condene de por vida a vivir entre tus piernas.
Prometo volver después de cada despedida y dejar que mi poesía se folle a tus complejos para que de verdad sepan que se siente cuando viajas al pasado y te das cuenta de que ya no eres lo que eras.
Quiero desnudar tus promesas y vivir en tus mentiras, porque sé que mentirás cuando me digas que ya es hora de que me vaya.
Prometo alejar la realidad de nosotros para que volvamos a ser los personajes de cualquier cuento en el que al final se devoran los unos a los otros.
Prometo beberme tus recuerdos y que tú seas mi mayor resaca.