martes, 1 de octubre de 2013

Siguen pasando las horas.

Las horas pasan y se me vuelve a hacer tarde.

Ya no quiero saber nada de nadie, llevo toda la vida huyendo de mi mismo, saboteando mis propias intenciones, y ya me he cansado de encontrarme las mismas escaleras siempre de bajada.

Los pájaros de mi cabeza migraron hace tiempo hartos de invierno, hartos de no tener horizonte hacia el que volar.

Pasan las noches, y pasan las horas descontando versos de las poesías que nunca escribo, como si tuvieran miedo al "qué vendrá mañana" y amanezco una y otra vez intentando encontrar la verdad en los labios del saber y el saber en los labios del mañana.

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