miércoles, 25 de diciembre de 2013

Como si no doliera.

Por los que están,
por lo que se fue y luego vino.
Pero es que tú no vienes,
y yo brindo con cualquiera
para tener una excusa más para beber
y una razón más para escribir.

Escribir, del verbo echar de menos.
Y beber, mucho, como si no doliera.
Amor.

Cuentos.

Acabo de ver una película porno
en la que al final se enamoran.

Y he llorado.

Nadie cuenta que las princesas
se hacen las dormidas
para que sus príncipes
puedan verlas, durante años,
soñar con lo que pasará
después del beso que las despierte.

Nadie sabe que Caperucita Roja
ya venía de ver al lobo,
que la comía mejor
que cualquier Príncipe Azul,
y que los enanitos venían cantando
después de trabajarse a Blancanieves.

Aquí el tiempo sí que pasa,
y campanilla se ha dado a la bebida
porque Peter Pan no quiere
echarle un polvo mágico
para que deje de volar en círculos.

Voy a matar al puto conejo
que no para de recordarme
que nunca podré tirarme
a la reina que rompe
todos los corazones
que pasean por su jardín.

Siempre fui el niño
que se perdía en todas las camas
y nunca jamás volvía.

Pero ahora
eres tú, Julieta,
la que escalas a cualquier
ventana para vender
tu amor de contrabando;
y yo aquí,
como un Romeo cualquiera,
borracho,
gritando a todas las ventanas
para que me abran
porque lo peor de que te fueras
es que te llevaste tu calor,
y en los cuentos no sé,
pero aquí,
en el mundo de los poetas
siempre hace frío.

martes, 17 de diciembre de 2013

¿Sobrevivirías?

¿Qué pasaría si digo que este es mi fin?
Que no sé escribir sin echar de menos,
que no sé echar de menos sin escribir.

¿Qué pasaría si a cada paso que doy les siguieran los tuyos?
¿Sobrevivirías?

Otra vez esa absurda sensación de que ya nos hemos olvidado otras veces, tantas como poetas han renacido para escribir sobre nosotros.
Qué de tinta mal gastada, qué de versos vacíos, qué de besos mal escritos.

¿Qué pasaría si suponemos que no te echo de menos?
¿Sobrevivirías?
¿Volverías para salvarme como sólo saben hacerlo los que se saben olvidados?

Hay miles de bailes perdidos por el tiempo, y es cierto que tú y yo sólo perdimos uno, pero también es cierto que fue el único que disfrutamos.

He guardado todas tus mentiras y he cargado con ellas mi mejor arma,
tu sonrisa.
He deshecho todas las camas en las que un día nos matamos.
He dibujado en nuestra lápida el dolor a flor de piel.

¿Qué pasaría si todo lo que escribo hablase de ti?
¿Sobrevivirías?

Quizá será verdad que ya no habrá más corazones olvidados por el tiempo,
ni segundos que serán nuestros,
ni hostias que parecerán caricias,
ni tinta mal gastada.

Quizá ya no habrá más besos mal escritos,
o quizá tus labios ya no volverán a pronunciarme.

Pero...
¿Qué pasaría si suponemos que ya me has olvidado?
¿Qué pasaría si vuelvo para salvarte como sólo saben hacerlo los que se saben olvidados?

Qué tontería,
los dos sabemos que no sobrevivirías.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Hoy no eres tú.

Suenan tambores de guerra y tú sigues pensando que esta revolución te pillo a contrapié.

Pasas otro día más en el infierno de sus versos preguntándote a cada momento si se acuerda de ti o si vendrá alguien que te dé los buenos días mejor de lo que lo hacía él; pero aunque duela sabes que ese infierno es tu única patria y su sexo tu bandera.

Mientras subes las escaleras te convences de que pasarás el resto de tu vida follando porque tienes miedo de hacer el amor, porque siempre estalla.

Metes la llave en la cerradura y esperas unos segundos para que a él le dé tiempo a ir corriendo y abrir la puerta antes de que puedas hacerlo tú, pero al igual que ayer eso no pasará. Aun así abres la puerta con la esperanza de que huela a cena recién hecha y te espere conteniéndose las ganas de romperte la falda y lanzarse en un viaje en caída libre hacia el abismo de tus despojos; pero hoy no es tu falda la que quiere romper, ni tus despojos los que quiere reconstruir.

Tu cama aún huele a sus orgasmos y tú te refugias en su calor en busca de los pedazos de vida que perdiste en cada batalla que librasteis en ella.

Mientras el resto de la ciudad duerme, tú te sueltas el pelo y te preguntas los porqués de aquellas preguntas que nadie quiso responderte por miedo a cambiar el rumbo de tu vida.


Te desnudas y recorres tu intimidad pensando que aunque lleguen trapecistas que te enamoren con sus saltos mortales, tú seguirás siendo la única pregunta sin respuesta.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Siempre fuiste una puta.

Tu sonrisa tras el último beso,
tus manos recorriendo otros sexos
y negando que lo haces pensando en mí,
tus pasos que se alejan,
una partida con la baraja marcada,
una ruleta rusa con todas las balas
en la recámara.

El hoy de tus labios,
el ayer de tus mañanas,
el mañana de tus mentiras.

El humo tras el último cigarro
después del último polvo
que nunca terminamos,
ese humo que desaparece
como el recuerdo de tus piernas.

Perderte y ser el que más ganó,
saber que nunca fuiste lo que quise
aunque quería quererte,
una musa que se corre sólo de pensarte.

Los cuentos de tus noches de verano,
hacerme el amor y echar de menos tus manos,
jugar con todo perdido y todo por ganar,
dejarse llevar y volver a ser animales sin domesticar.

Llevarme a conocer cada uno de tus rincones,
volverte de espaldas en cada silencio,
en cada palabra que hoy no escribo,
escribir con tu carmín un "Te odio" en el espejo,
besar cada foto que nunca nos hicimos.

Matar de un tiro al monstruo de debajo de mi cama
y dejar que ocupes su lugar sobre ella,
odiar cada segundo que te pienso,
follarme a cada verso que te escribo,
volver a cada sitio que olvidamos.

Conocer otras camas y volar,
volar cada vez que te corres pensando en mi,
aunque lo niegues,
bailar con tu recuerdo para siempre.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Hasta siempre, mi vida.

Dos ancianos se suicidan, de la mano, por miedo a separarse.

Me han contado que nos han vuelto a ver por París, de la mano, y que nadie se atrevía a preguntarnos si volvíamos a estar vivos.

¿Cómo vamos a estar vivos con la de besos que nos debemos?

No te atrevas a ponerme una excusa para volver a morir otra vez entre mis brazos, porque estoy harto de amar a tu recuerdo y correr detrás de tu pasado para volver a ser tuyo.

Antes de conocerte ya sabía que el final corría a nuestro cargo y que tras él nadie volvería a nombrarnos.

A partir de hoy todas las islas llevan nuestros nombres y todos los náufragos pedirán que les salvemos, pero nosotros ya no somos.

Me daba pánico sobrevivir, sin ti, mientras desaparecías entre papeles que esperan para ser escritos y que si no lo remedio, pasarán a la historia por no ser más que eso, papeles que serán testigos de nuestro suicidio.

Dame la mano.

Ya no hay vuelta atrás, y para ser sincero, me encanta que sea así.

Nadie nos entenderá. Seremos dos locos medio cuerdos que sonreirán, desde donde estén, a todos esos que dentro de un tiempo se atrevan a decir que nos han vuelto a ver juntos.

Aún me acuerdo cuando me besaste, muerta de miedo, y me confesaste que nunca te habías enamorado. Lo siento por no poder hacer otra cosa que sacarte a bailar, para siempre. Sólo nos enamoramos una vez: tú, de mi vida; yo, de nuestra muerte.

Espero que el viaje sea corto, aunque no me importa cuánto dure si es contigo con quien vuelo, si es contigo con quien muero.

Hasta siempre, mi vida.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Fin.

El fin no es más que soñar despierto
con quien no puedes soñar dormido,
son las paredes manchadas
de dolor después de suicidarte
cada vez que la sueñas,
naufragar en medio del desierto
y no encontrar más oasis que su sexo.

El fin son los pasos que suenan detrás tuya
y vienen para callarte la boca con un beso,
es saltarse todos los semáforos en rojo
o bailar desnudo, pero solo.

El fin es esperar sabiendo que no vendrá,
buscar sus labios en otras camas
y que sepan mejor de lo que esperabas.

El fin es brindar con el vaso medio vacío,
son los pies fríos después de llorar
o la palabra que tiene envidia
de todas las conjugaciones del verbo follar.

El fin no es más que terminar
de pasar todas las páginas del libro
y que todas hablen de ella.

martes, 19 de noviembre de 2013

Acaba conmigo.

Yo sonreía cada vez que confesaba que hacía trampas y se hacía la dormida para que le llevara en brazos a la cama. No me importaba porque yo hacía lo mismo guardando mis ases en sus bragas.

Todas las mañanas bailábamos desnudos sobre los mismos acordes, desayunábamos y nos despedíamos como si no fuéramos a vernos nunca más.

Yo miraba sus fotos como quien admira un cuadro, intentando encontrarle millones de significados. Ella sólo podía esperar a que llegase la noche para volver a hacerse la dormida.

Llegaba a casa y antes de preparar la cena apartaba todos los muebles para que pudiéramos volver a bailar desnudos y acabar como acaban las mejores historias, con dos cuerpos separados por una misma piel.

Había puesto la mesa, preparado mi mejor plato, la cama estaba deshecha y le esperaba con mi mejor sonrisa, sabiendo que no iba a detenerse en nada y se daría cuenta al día siguiente por la mañana. Pero a mí sólo me bastaba con que la música nunca terminara y no dejáramos de bailar.

Cada día los bailes eran más cortos y cada noche ella entraba en casa dando importancia sólo a que le esperara desnudo, por eso ya no me molestaba en preparar nada.

Creía que seríamos eternos pero ella ya sabía el final de la obra y que el público se pondría en pie y aplaudiría hasta que les dolieran las manos.

Nos dieron a elegir entre morir o matar y elegimos morir matándonos.

Esa noche ella me esperaba con su mejor vestido, tan guapa que nadie podría esperar ese final. No se lo digáis a nadie, pero yo llevaba unas copas de más y sus abrazos de menos, y allí estaba, esperando para jugarme sus besos a doble o nada.

Pero se paró la música.

Desde siempre supe que las únicas madrugadas que pasan a la historia son en las que muere alguien fusilado; por eso, consciente de mi final, puse en sus manos mi poesía, cargada, para que disparara a bocajarro todos esos versos que eran más suyos que míos y acabara conmigo como sólo ella sabía hacerlo, con los ojos cerrados y las piernas abiertas.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Como a los mejores poetas.

Aunque lo niegue
ella siempre
me recordará 
como se recuerda
a los mejores poetas,
borracho como siempre,
borracho como nunca.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Volverán y volverán a enamorarme.

(A Cristian y su ventana, con esas musas cualquiera se hace cantautor).

Siempre he odiado los despertadores y las horas muertas a las que dan paso, aunque esta vez lo que me despertó fue el olor a ropa vieja y a sueños rotos que hay en mi cuarto.

Aún quedan restos de la guerra de la noche anterior y mis piernas parece que tienen fuerzas suficientes para levantarme de la cama.

De camino al baño mis pies se encogen al contacto con el suelo, como si supieran lo que se van a encontrar y quisieran volver al calor de la cama.

Me preparo para lo peor en vez de evitarlo.

Me cuesta reconocerme en el espejo, me miro a los ojos y de mi boca vuela la única frase que hoy tendrá sentido: "Hoy no es buen día para hacerse el héroe".

Vuelvo.

El sol que entra por la ventana no es más que el recuerdo de lo que pudo ser y fue, con la resaca a flor de piel unas sonrisas anuncian que la primavera ha llegado y ya no hay lugar para los remordimientos.

Desde mi ventana se ve el mejor rincón del paraíso, por donde pasean sin miedo las mejores historias, preciosas, perfectas, pero a la vez tan vulnerables que me da miedo mirarlas. Huelen a canciones de domingo y tienen los ojos del mismo color que el rastro que dejan los años a su paso.

Son las flores de mi desierto.

Abro la ventana, mis pies cuelgan y se balancean como si gritaran pidiendo ayuda a todas esas historias de piernas largas. 

Espero que les dé por salvarme.

Ellas saben que las miro y que me enamoran a cada paso que dan, por eso pasan frente a mí para volver a pasar a los pocos minutos fingiendo y poniendo cualquier excusa. Les encanta saber que con esas musas cualquiera es poeta.

Se va la tarde y no queda sitio para los recuerdos, todo mi mundo se encuentra tras esa ventana que ahora mismo se cierra.

Mañana volverán, volverán a enamorarme y yo no puedo hacer más que tumbarme y volver a soñar con ellas.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Te odio.

Y no es que te eche de menos, es que te odio.

Odio tus ojos, 
que tantas veces me callaron.
Tus labios, 
que hicieron que me creyera invencible y pude sentirme el dueño de tus besos aunque solo fuera por un momento.
Esas manos
con las que te desnudabas y no dejabas que fuera yo quien lo hiciera, como si tuvieras miedo a que te desnudara demasiado lento y nos amaneciera demasiado pronto.
Tus piernas 
que tantos complejos guardaban.
Tus pechos
y su sudor que hacían de refugio en mis largos inviernos.
Tu risa 
como único preliminar.
Tu espalda 
que hacía creer en el amor a cualquier prostituta.



miércoles, 30 de octubre de 2013

Nadie dijo que esto fuera a ser fácil.

Parece que mi poesía está enamorada de tu cuerpo y no tengo más opción que dejar que te saque a bailar sobre el papel.

Me fumaría todos mis versos por perderme entre los tuyos y así saber que se siente cuando te sonríen sin pretexto y te quieren sin apenas conocerte.

Aunque nadie dijo que esto fuera a ser fácil.

Prometo perderme entre tus huecos más oscuros y no dejar que vuelvas al pasado para que no te des cuenta de que ya no eres la misma.

Me tiraré a todas tus dudas, aunque no creo que estén preparadas para todo lo que quiero hacer con ellas.

Haremos de cada noche algo eterno y te dejaré follar con mi poesía hasta que la cama os pida una tregua y el mundo se sienta pequeño a vuestro lado.

Prometo morir todas las mañanas y resucitar cada vez que vengas desnuda pidiendo guerra y dejes tus bragas junto a tus miedos.

Prometo soñar que entro en tu cuarto de puntillas, para que no despiertes, y me lanzo a tu cuello en busca de respuestas, aunque por ello me condene de por vida a vivir entre tus piernas.

Prometo volver después de cada despedida y dejar que mi poesía se folle a tus complejos para que de verdad sepan que se siente cuando viajas al pasado y te das cuenta de que ya no eres lo que eras.

Quiero desnudar tus promesas y vivir en tus mentiras, porque sé que mentirás cuando me digas que ya es hora de que me vaya.

Prometo alejar la realidad de nosotros para que volvamos a ser los personajes de cualquier cuento en el que al final se devoran los unos a los otros.

Prometo beberme tus recuerdos y que tú seas mi mayor resaca.

lunes, 28 de octubre de 2013

A tu recuerdo lo maté porque era mío.

Todo el mundo sabe que el mejor sitio para escribir es la lluvia, y así comenzó esta historia de la que siempre fui un actor secundario.
Todo el mundo sabe que los que mueren por unos labios al final se suicidan por la misma razón que traicionaron, que a su lado saben mejor las despedidas, que los domingos huelen a Chaouen y a Sabina.

Las cuerdas que un día me ataron a tu cama hoy me ahogan y cada noche prometo que esta es la última poesía que escribo, pero no sé en qué punto de la obra me enamoré de las historias de piernas largas y de sus andares seguros que suenan a "por favor no me hagas daño", no sé en qué momento me hice adicto a las bocas que muerden y desgarran mis sueños con la intención de que pase las noches escribiendo.

Cada historia tendría que tener un final que explique por qué siempre hay uno que llora cuando es el otro quien lo siente o por qué se dicen tantas tonterías antes de dar el beso más dulce, el de la despedida.

Parece como si fuera un náufrago que espero en medio de la nada a encontrar tu cuerpo y hacer de él mi patria, escalar todas esas curvas que tanto me costó olvidar y escribir en tu espalda el mensaje de amor con el que empiezan todas las revoluciones.

Todos los libros en los que me perdí hablaron de ti, parecía que todos los poetas soñaban contigo.

Perdona si no fui lo que esperabas o si en verdad no eras tú a quien yo esperaba. No me di cuenta del momento en el que esta historia cambió de dirección y fui yo el primero en empezar a olvidar, el primero en borrar todas tus huellas para que ni el pasado pudiera recordarte.

A tu recuerdo lo maté porque era mío.

No te lo vas a creer pero ya no estoy enamorado de la lluvia que un día nos mojó y dio paso a esta historia de la que me arrepiento a cada palabra que escribo.

Esta obra está llegando al final y el público se muere por saber quien de verdad lo siente y por qué es el otro quien llora, aunque no creo que lleguen a entenderlo nunca.

Es mi turno de esperar a la próxima lluvia que de paso a una nueva historia, de la que tal vez me arrepienta y siga sin entender por qué hay uno que lo siente y es el otro quien llora, una historia que terminará como muchas otras, cada uno por su lado midiendo su propia soga.


jueves, 17 de octubre de 2013

Vida utópica.

Algún día yo también me subiré a un coche y le diré al conductor que me maté en tus curvas.
Tal vez nadie pueda asegurar que eso fue cierto; seguramente nadie pueda, ni siquiera, asegurar que yo soy cierto después de ti.
Guardo millones de razones por las que sigo tus pasos con sigilo como si nadie se enterara, pero a la vez no puedo evitar gritarlo desde mi ventana con vistas a tus pechos.

Quizá también sea mentira.

Lo más probable es que yo sea mentira y este circo que he montado no sea más que un espejismo creado por el desierto de tu espalda.
Tengo la certeza de que ningún cuento fue real, es más, sé de buena tinta que las princesas son las más putas de todos los cuentos.

Aunque sea mentira.

Me haré el loco y olvidaré que no sé bailar mientras me pierdo desnudo entre el compás de la primera que venga y me toque algo.
Seguiré mirando para otro lado mientras aprendo a bailarte el agua ensayando con la más fea del baile.
No conozco más verdad que la sonrisa de aquella que osa a desenfundarla sin miedo a que algún día no pueda hacerlo más.

Pero las sonrisas también mienten.

Tus ojos, tus labios, tus manos mienten, y yo también, es lo más justo.

 O quizá sea mentira que miento.

En el fondo sabes que sé hacerlo mejor, yo también lo sé, pero aún me quedan ganas de mentir y en cualquier momento puedo despertar de este sueño, aunque despertar sea la única forma de morir.
Sé que no engaño a nadie cuando miento, pero seguiré haciéndolo y fingiré que sé hacer todas esas cosas que nunca he aprendido.

Tal vez también sea mentira.

Los relojes también mienten, me marcan la media noche a las seis de la mañana y dan paso a una primavera que viene con cara de invierno.
Las calles mienten y me obligan a perderme buscando mi propia sombra, pero yo las miento a ellas y finjo que la busco mientras que lo que busco, en verdad, es otra borrachera más.

El mundo está lleno de mentiras y quizá sean todas mías, pero no me juzguen porque será imposible que me sienta culpable.

viernes, 4 de octubre de 2013

Mañana siempre será tarde.

Mañana siempre será tarde y sin quererlo jugaremos a volver a ser niños que juegan sin miedo y lloran sin más preocupación que el abrazo que vendrá a calmarles.

Nos convertiremos en seres racionales que cada noche se dormirán intentando soñar cosas imposibles que se harán posibles al contacto con la realidad. Nos pasaremos la vida buscando a otra persona a la que querer sin saber hacerlo, nos jugaremos toda la vida por el beso de los primeros labios que digan "te echo de menos". Saldremos a la calle en un acto suicida de autodestrucción a ver quién tarda menos en hacernos daño, para que al final, cuando el daño esté hecho y solo queden restos, hacer recuento de lo que nos queda, como el último superviviente de una guerra, sin más certeza que la de saber que seguimos vivos.

Pasarán los días frente a nosotros y seguiremos buscando a esa persona con la que compartir recuerdos y un futuro incierto (si es que hay), una persona con la que compartir cama y orgasmos.
Y es que nos convertiremos en expertos de la mentira, en maestros del sexo a quemarropa...

A lo mejor, con suerte, no la encontramos y aprendemos a ser dueños de nuestras propias derrotas; a lo peor, la encontramos y aprendemos a vivir con el mundo derrumbándose a nuestros pies.

Mañana siempre será tarde y sin quererlo jugaremos a volver a ser niños que juegan sin miedo y lloran sin más preocupación que el abrazo que vendrá  a calmarles; pero sin quererlo, volveremos a crecer y cometeremos mejor los mismos errores sin un abrazo que nos calme.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Sigamos robándole al viento.

A falta de papel
bueno es tu cuerpo
para perderme entre
versos de otros poetas
que hace tiempo
que ya dejaron de escribirte.

Ahora déjame que sea yo
quien escriba mi mejor
poesía en tu espalda
y dejemos que el tiempo
vuele sobre nuestras cabezas
aunque sobre nosotros
pesen mil condenas
por robar el viento
de este invierno,
un invierno que tiene celos
de mi por hacerte llover
en esta vida de sequía.

martes, 1 de octubre de 2013

Libertad.

Se define libertad
como la facultad
que tiene el ser humano
de obrar o no obrar
según su inteligencia y antojo,
es la condición
del que no está prisionero
o sujeto a otro.

¿Libertad?
Libertad soy yo
bailando desnudo.

Siguen pasando las horas.

Las horas pasan y se me vuelve a hacer tarde.

Ya no quiero saber nada de nadie, llevo toda la vida huyendo de mi mismo, saboteando mis propias intenciones, y ya me he cansado de encontrarme las mismas escaleras siempre de bajada.

Los pájaros de mi cabeza migraron hace tiempo hartos de invierno, hartos de no tener horizonte hacia el que volar.

Pasan las noches, y pasan las horas descontando versos de las poesías que nunca escribo, como si tuvieran miedo al "qué vendrá mañana" y amanezco una y otra vez intentando encontrar la verdad en los labios del saber y el saber en los labios del mañana.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Fuimos, somos y seremos.

Fuimos un laberinto
del que creíamos
que no saldríamos nunca.



Somos dos extraños
con exceso de confianza.



Seremos el recuerdo perdido
de algo que quiso ser perfecto.


jueves, 19 de septiembre de 2013

La gente dice que la vida sigue.. y sigue.

La gente dice
que la vida sigue..
y sigue.

Volverás a mirar atrás
una y mil veces más,
pero miente y finge
que no te importa,
porque en todas
las mentiras siempre
hay algo de verdad.

Disfruta de la libertad de desaparecer,
de la libertad de equivocarte.
Disfruta de tu propia libertad.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Erás tú.

Nos alejamos de la realidad
a la velocidad que se distorsionan los secretos.

Hablábamos del silencio,
de los tangos en tu espalda.

No te importaban
ni el "qué", ni el "cuándo",
ni el "cómo", ni el "dónde",
eras tú.

Olvidamos
que dos no se besan
si uno no quiere,
que dos no se quieren
si uno no besa primero.

Jugamos a perdernos
y ganamos.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Confesiones.

Confieso
que tengo miedo de pensarla,
que fui un juguete entre sus piernas,
que luché con la pasión de los derrotados,
que estoy harto de amar de prestado,
que era ella la quería cambiar el mundo y yo el que quería que el mundo me cambiara a mi,
que no quiero ser feliz por miedo a dejar de escribir.

martes, 10 de septiembre de 2013

Culpable.

Me declaro culpable
de la verdad de los políticos,
de lo discontinuo de las líneas
y del titubeo de los segundos.

Culpable
de lo bonito de las despedidas,
del dudar de los semáforos
y del querer y no poder.

Culpable
del querer ganar y al final perder,
de la inocencia del sexo
y del volver del pasado.

Culpable
del querer de las prostitutas.

Culpable
de ser culpable.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Y que el fin del mundo nos pille follando.

Es domingo de resaca
y hoy ya no suenan los teléfonos.

Soy un suicida
con ganas de vivir,
por ti, por mí, por este mundo de mierda.

¿Por qué no dejamos los miedos a un lado
y nos comemos de una puta vez?
Luchemos y muramos
en las trincheras de tus sábanas,
que muero de ganas
de destrozarte las bragas
y comerte hasta el alma.

Yo,
cansado de hacer el amor
por cuenta propia.

Tú,
cansada de ser de todos
menos tuya,
del amor de contrabando.

¡Hagamos nuestra esta revolución!
¡Seamos felices como sólo los locos saben hacerlo!

Brindemos,
y que el fin del mundo
nos pille follando.
¡Chin, chin!