martes, 19 de noviembre de 2013

Acaba conmigo.

Yo sonreía cada vez que confesaba que hacía trampas y se hacía la dormida para que le llevara en brazos a la cama. No me importaba porque yo hacía lo mismo guardando mis ases en sus bragas.

Todas las mañanas bailábamos desnudos sobre los mismos acordes, desayunábamos y nos despedíamos como si no fuéramos a vernos nunca más.

Yo miraba sus fotos como quien admira un cuadro, intentando encontrarle millones de significados. Ella sólo podía esperar a que llegase la noche para volver a hacerse la dormida.

Llegaba a casa y antes de preparar la cena apartaba todos los muebles para que pudiéramos volver a bailar desnudos y acabar como acaban las mejores historias, con dos cuerpos separados por una misma piel.

Había puesto la mesa, preparado mi mejor plato, la cama estaba deshecha y le esperaba con mi mejor sonrisa, sabiendo que no iba a detenerse en nada y se daría cuenta al día siguiente por la mañana. Pero a mí sólo me bastaba con que la música nunca terminara y no dejáramos de bailar.

Cada día los bailes eran más cortos y cada noche ella entraba en casa dando importancia sólo a que le esperara desnudo, por eso ya no me molestaba en preparar nada.

Creía que seríamos eternos pero ella ya sabía el final de la obra y que el público se pondría en pie y aplaudiría hasta que les dolieran las manos.

Nos dieron a elegir entre morir o matar y elegimos morir matándonos.

Esa noche ella me esperaba con su mejor vestido, tan guapa que nadie podría esperar ese final. No se lo digáis a nadie, pero yo llevaba unas copas de más y sus abrazos de menos, y allí estaba, esperando para jugarme sus besos a doble o nada.

Pero se paró la música.

Desde siempre supe que las únicas madrugadas que pasan a la historia son en las que muere alguien fusilado; por eso, consciente de mi final, puse en sus manos mi poesía, cargada, para que disparara a bocajarro todos esos versos que eran más suyos que míos y acabara conmigo como sólo ella sabía hacerlo, con los ojos cerrados y las piernas abiertas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario