domingo, 10 de noviembre de 2013

Volverán y volverán a enamorarme.

(A Cristian y su ventana, con esas musas cualquiera se hace cantautor).

Siempre he odiado los despertadores y las horas muertas a las que dan paso, aunque esta vez lo que me despertó fue el olor a ropa vieja y a sueños rotos que hay en mi cuarto.

Aún quedan restos de la guerra de la noche anterior y mis piernas parece que tienen fuerzas suficientes para levantarme de la cama.

De camino al baño mis pies se encogen al contacto con el suelo, como si supieran lo que se van a encontrar y quisieran volver al calor de la cama.

Me preparo para lo peor en vez de evitarlo.

Me cuesta reconocerme en el espejo, me miro a los ojos y de mi boca vuela la única frase que hoy tendrá sentido: "Hoy no es buen día para hacerse el héroe".

Vuelvo.

El sol que entra por la ventana no es más que el recuerdo de lo que pudo ser y fue, con la resaca a flor de piel unas sonrisas anuncian que la primavera ha llegado y ya no hay lugar para los remordimientos.

Desde mi ventana se ve el mejor rincón del paraíso, por donde pasean sin miedo las mejores historias, preciosas, perfectas, pero a la vez tan vulnerables que me da miedo mirarlas. Huelen a canciones de domingo y tienen los ojos del mismo color que el rastro que dejan los años a su paso.

Son las flores de mi desierto.

Abro la ventana, mis pies cuelgan y se balancean como si gritaran pidiendo ayuda a todas esas historias de piernas largas. 

Espero que les dé por salvarme.

Ellas saben que las miro y que me enamoran a cada paso que dan, por eso pasan frente a mí para volver a pasar a los pocos minutos fingiendo y poniendo cualquier excusa. Les encanta saber que con esas musas cualquiera es poeta.

Se va la tarde y no queda sitio para los recuerdos, todo mi mundo se encuentra tras esa ventana que ahora mismo se cierra.

Mañana volverán, volverán a enamorarme y yo no puedo hacer más que tumbarme y volver a soñar con ellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario