viernes, 22 de enero de 2016

Impasse.

Si me dices que sus ojos son dos versos
que tiritan en las manos de un poeta,
es porque nadie lo suficientemente cuerdo
es capaz de describir la verdad
que emana de sus labios.

Qué sabrán los valientes si nunca le han echado de menos.

Es cierto que la cadencia de su caminar
desacelera todos los relojes,
deteniendo el tiempo en un impasse
imposible de apreciar
si no has caminado junto a ella.

Quizá todo sea una ilusión
de una mente drogada por su noches,
pero no hay mejores huellas que seguir
que el rastro de sus lunares
cuando se ha perdido el destino.

Malacostumbrado.

Malacostumbrado a una vida que supura,
a que el reflejo de los portales escupa
el eco de los hambrientos,
como si de un grito de derrota se tratase.

Malacostumbrado a los ojos grises
del destino, con un beso calma
los restos de mis miedos
que hacen que sueñe con un futuro
que tiene más de pasado
que de presente.

Malacostumbrado a deshacer mis manos
entre versos tristes de escritores tristes
que cantan a viva voz la felicidad
que ocultan tras sus sueños.

Malacostumbrado a una vida que supura,
de pronto, ella,
bailando a otro compás.

Con las mismas marcas en los ojos
de los que despintamos la noche
en busca de aliento para sobrevivir.

El camino ya se hizo.
Son las ganas de cambiar el mundo,
de saciar la sed de los que vienen
en busca de un destino,
de ayunar con el dolor ajeno
y ver el mundo en otra escala.

Sigue bailando
y dame paz,
aliento para las noches de insomnio
e inspiración para mis derrotas.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Gatos negros.

En aquella ocasión caminé sobre el filo de la media noche, viéndola bailar, perdiendo la razón, tropezando con cada nudo del pasado.

El sinsentido de mis manos si no están en su cuerpo. Huérfanas de sus caderas.

Y qué ganas de dormitar sobre su pecho, como si no hiciera falta cambiar el mundo, como si no fuera ella la revolución que todo el mundo necesita.

Algunas veces pienso que tal vez, un día, alguien lanzará al viento todas y cada una de las notas de piano que marcaron nuestro andar, que despertaremos de este sueño y veremos danzar a la libertad hecha sentimiento.

Algunas veces pienso..

Pienso que de las ramas de cualquier árbol colgarán ahorcados todos los segundos que perdimos.. una catástrofe aunque fueron enemigos.

¿Y si nos equivocamos?

¿Y si los segundos aún están por perder?

Los gatos negros están hartos de supersticiones...
Y yo, debería calmar mis ansias de ser algo que no soy.
Si somos gatos negros... disfrutemos de la noche.

Al fin y al cabo, la raya del horizonte nunca es demasiado corta y bailar con ella nunca fue tarea sencilla.

Por si no regreso.

Del más tardío amanecer nacen sus pupilas, 
de donde nunca se regresa. 

A su paso siembra libertades, borra fronteras y abre nuevos horizontes, nuevas dudas.

Su sonrisa ha vuelto a perderme, como un día lo hicieron mis pasos, pero quien quiere volver si ella es el camino.

Yo, funambulista, he desatado todas mis redes y me he lanzado en caída libre hacía el mar de sus dudas... pero creedme si os digo que a su lado no hay naufragio.       
    
Y si la tinta nunca más se derrama sobre el papel, no sintáis compasión de mí, que habré aprendido a bailar entre sus piernas.


Si nunca regreso, decidle a todo el mundo que estoy bien, que sobrevivo a duras penas, que su caminar sostiene mi desdicha y que sus labios calman mi sed infinita de ser infinito.

lunes, 15 de junio de 2015

Viejas glorias.

Ayer también dije mañana
y como un ave de paso
migro hacia vuelos mejores
dejando atrás el calor
que se convirtió en frío,
el fuego que siempre fue ceniza.    

El paso del tiempo
nunca fue tan lento.  
  
Los poetas ya no lloran,
ya no besan, ni follan,
ni cantan, ni beben,
ni si quiera escriben... 
  
Poesía,
moneda de cambio
de tiempos mejores,
prostituta bien avenida.  
                                                
Poeta...
¿quien quiere cargar con esa losa?  

Acostumbrado
a vivir entre descaros,
bailes mal parados,
víctima del paso firme.

Recto es el sendero,
torcidos mis andares
que buscan el oxígeno
de las veredas,
hogar de mil amores,
sueños desgastados
con olor a viejas glorias.

lunes, 20 de abril de 2015

Lecciones.

Desde niño me enseñaron
a ser responsable,
a ser puntual,
a hacer lo correcto,
a mantenerme callado
y saber escuchar.

Me enseñaron 

a creer en su Dios, 
y a rezarle, incluso en latín.

Me enseñaron que la vida

aprieta pero no ahoga,
que el amor duele,
y que todos mis actos
tienen una consecuencia
y tengo que sentirme 
culpable por ellos.

Me enseñaron que hay

que ser alguien en la vida
y que hay que perderla
trabajando dignamente

Yo solo
aprendí a equivocarme,
demasiado.

Aprendí que la vida
aprieta y que los que ahogan
son los de arriba,
que sus actos tienen consecuencias
y que no debemos sentirnos
responsables de ello.

Aprendí a matar a su Dios,
y a quemar sus iglesias.
Aprendí que el hambre
es necesidad y no un lujo
como pretenden.

Aprendí que la rabia
hay que organizarla
y que cuando no hay
nada que perder
lo tenemos todo
por ganar.

Aprendí que el amor no duele,
y si duele no es amor,
y que quien bien me quiere
no me hará llorar,
eso seguro.

Aprendí a ser yo
y a no sentirme
culpable por ello.

lunes, 23 de febrero de 2015

Aunque no os lo creáis.

Aunque no os lo creáis,
yo ya he estado aquí,
ya he escuchado todo
lo que tenéis que decirme...
y tenéis razón.

Ya he dudado mucho antes.
Ya he dudado, mucho, antes.

Ya he sido tierra y mar,
aire no,
porque aire es ella
y necesito respirarla.

Aunque no os lo creáis,
ya he sido frágil,
he sido besos,
abrazos, 
luz,
y muchas veces oscuridad.

He sido sexo,
llanto,
ganas de gritar,
y muchas veces silencio.

He sido verso,
prosa, 
cantante y cantado,
he sido mayúsculo
y muchas veces minúsculo.

He sido sed y sediento,
hambre y muchas veces hambriento.

Lo que no he sido, 
es esclavo de nadie.

Y así será.

No he sido de los que os hacen caso, 
ni de los que se conforman 
con una batalla pudiendo ganar la guerra.

Que no hay mayor guerra 
que la que está por librar,
y que si lucho que sea por ella,
porque su risa me hace sentir libre
aunque no sea conmigo con quien ríe.

Y aunque no os lo creáis,
no hay mejor forma de ser libre,
que serlo a su lado.