¿Qué pasaría si digo que este es mi fin?
Que no sé escribir sin echar de menos,
que no sé echar de menos sin escribir.
¿Qué pasaría si a cada paso que doy les siguieran los tuyos?
¿Sobrevivirías?
Otra vez esa absurda sensación de que ya nos hemos olvidado otras veces, tantas como poetas han renacido para escribir sobre nosotros.
Qué de tinta mal gastada, qué de versos vacíos, qué de besos mal escritos.
¿Qué pasaría si suponemos que no te echo de menos?
¿Sobrevivirías?
¿Volverías para salvarme como sólo saben hacerlo los que se saben olvidados?
Hay miles de bailes perdidos por el tiempo, y es cierto que tú y yo sólo perdimos uno, pero también es cierto que fue el único que disfrutamos.
He guardado todas tus mentiras y he cargado con ellas mi mejor arma,
tu sonrisa.
He deshecho todas las camas en las que un día nos matamos.
He dibujado en nuestra lápida el dolor a flor de piel.
¿Qué pasaría si todo lo que escribo hablase de ti?
¿Sobrevivirías?
Quizá será verdad que ya no habrá más corazones olvidados por el tiempo,
ni segundos que serán nuestros,
ni hostias que parecerán caricias,
ni tinta mal gastada.
Quizá ya no habrá más besos mal escritos,
o quizá tus labios ya no volverán a pronunciarme.
Pero...
¿Qué pasaría si suponemos que ya me has olvidado?
¿Qué pasaría si vuelvo para salvarte como sólo saben hacerlo los que se saben olvidados?
Qué tontería,
los dos sabemos que no sobrevivirías.
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